sábado, 30 de marzo de 2019

YO, GÜAJIRO ENAMORADO. (Estampa criolla... Alexis Rosendo Fernández).














Yo, güajiro enamorado
(Para mi padre in memoriam...)


Todos vamos a pasar
-todos; y sin alboroto.
Me interesa a donde llegar;
por eso no ofendo a otros...
Si todos fuéramos sinceros
este mundo cambiaría
y la vida,  fuera vía
sin enormes desesperos
y tus ojos: dos luceros,
mis noches alumbrarían...

El humilde no teme al sol,
ni al trabajo que le venga.
Corta, cava, y se solventa,
como poeta afanado
del verso mas enamorado
de su propio corazón:
Te quiero poner allí,
donde la oscuridad no te toque
y tu boca me provoque
como flor a colibrí.

No te impacientes por mí;
yo he perdido mil batallas
y el puñal y la metralla
me conocen y respetan.
Solo quiero que tú sepas
lo que yo siento por ti.

Yo, güajiro enamorado
tengo la luz en mis venas,
la tierra como faena,
como testigo y revés.
Pongo mi verso a tus pies
con silencio atribulado;
porque me siento aliviado
de echar del alma mis penas.

¡Ay!  Eleonora Pedraza...
Amor oculto de mi pecho.
Me tienes como un berberecho
nadando en densa mostaza...
-Ríe, ríe... porque escasa
es mi risa por estos días
-Deja tocarte güajira,
deja que tus labios bese
aunque tu padre Matías
de “un plan” mi lomo enderece...



















Alexis Rosendo Fdez, poeta cubano. Ciudad de la
Habana, 1969. Libros publicados: "En el corazón de
una frambuesa"; "Flores silvestres" y "Verbum" Edit.
contemporáneo. Reside en USA desde 1996.

jueves, 28 de marzo de 2019

Fragmentos. Poesía de Pablo Armando Fernández




(...)
No conocí tu casa     recuerdo
aquel  jardín        abandonado lugar
de lecturas los sábados.
Allí estuvo el portal: los pretendientes,
el momentáneo gesto de ternura
que nace de algún presentimiento
la risa que perdiste con mi amor
amor mío    soledad mía    amor inconquistable.


Quien eres no me preocupa ya
porque para siempre   para generación y generación
eres linaje de amor(.)

(Fragmento de: El poeta a la muerte de su madre)



Trajano
(Testamento)

Cantar no es fácil, joven.
No es ceñir cada palabra al canto
y apretadas, echarlas a volar.
Muchas veces tropiezan, caen y ruedan.
Difícil es alzarlas una a una
sin resentir sus alas; animarlas
de un aliento distinto,
no siempre poderoso, pero firme.
Y hacer que de ellas nazca la voz
que el canto exige.
Joven, cantar es doloroso.
No confíes al acento del canto
su belleza; piensa que la tiniebla
y el silencio fueron primero.
Piensa que de ese encuentro
nacieron la palabra y lo que alumbra.


Plotina

A Virgilio Piñera

Mira, yo sé que no desaparece.
Se ausenta, si, en los sueños,
disuelto,
y vuelve a ser deseo indefinido.
Yo, corista del Music Hall, Plotina,
un triste espectáculo
para el posible goce:
ojeras, postizos en los senos
y las caderas.
Postizos en el pelo
y en la boca, todavía
diestra, capaz de hacer prodigios:
voy a ser castigada.
Mi peligro es haber sido
hipocondriaca
y haber conservado el espíritu
de otros tiempos.


Suite para Maruja
(fragmentos)


I
La primavera, dices, y escojo madreselvas,
geranios y begonias.
A casa vuelves con los ojos mojados,
la falda llena de guizazos ásperos.
Verbenas sin olor en los cabellos
y, entre las manos, romerillo y malvas.
Dices, el aire, y cierro las ventanas,
busco el sillón mas próximo a la esquina
donde libros y lámparas me esperan.
Y el aire es la mañana del sol, blanca,
la loca expedición de las hormigas,
pájaros y caguayos de astuta, fina lengua.
Tu canto, por el patio, saliendo del brocal,
los baldes y las piedras.

El sol, dices tranquila, y presuroso escalo
los templos más antiguos. Arenales recorro.
Duermo a la sombra ámbar de un dátil.
Y el sol es la ventana limpia donde te acodas,
sueltos, la blusa y el cabello,
y es el camino al mar los viernes de la Pascua;
recorrer gajos santos que ahuyentan los ciclones;
café que huele a cuaba ardiendo, y sabe a madrugar
de plátanos, anones y ciruelas.
Sin mis brazos ciñendo tu cintura,
sin que lo sepa yo.
(...)

II

Cuando anochece, espero
confiarte de una vez todo el espanto
que hay de día en mi pecho.
No es obsesivo gusto por la vida
plena del dios sin tiempo,
ni es el miedo a perder
el poder y la magia del poeta:
miedo a la muerte y al olvido.
Lo que me pone el corazón pequeño,
cuando anochece y estoy contigo, a solas,
es oírme las dóciles palabras
que te ocultan que miento,
cuando te digo: aun no tengo miedo.
(...)



(Delicias, Las Tunas,1930. Poeta, escritor y ensayista cubano)

viernes, 22 de marzo de 2019

Juego de los días.... (Ingenuidad) Alexis Rosendo




Ingenuidad




El viejo pescador intuye el talle.

Hábil rodea la silueta,
dentro de la intensidad sublime 
                              del mundo del ardid.

La plateada piel se resiste sólo lo suficiente,  
siempre virgen;
la plateada piel del agua mansa...

Abocado en la hora donde nada existe.
Como un río,
el misterio del mundo se detiene de golpe
como escarmiento:
Es HOY, es AHORA lo único que importa.

(Excepto por las abiertas fauces del pez
que como máscara de hembra sesgada,
                                       se ofrece como entrega...)






jueves, 21 de marzo de 2019

Un querido texto de "En el corazón de una frambuesa" Alexis Rosendo







Oh, mago de la noche




En el sorteo se rifa la esperanza.
Entre el asfalto y el cielo se escucha una voz que dice:
Oh, mago de la noche, abre las puertas de la ciudad para mí.
La noche es una serpiente que engulle el infinito;
engulle verso y canción, como el cansancio del músculo del hombre.
Perdido entre  los dientes del tiburón
alucinando sobre  un  pop corn,
desolado  y sombrío, perdido entre las sombras
de la ilusión,

aún  quiero palpar la luna con mis dedos.
Cambia cualquier triste melodía en la radio;
únete al grillo desbordado y a la cínica charada
de los autos.
Oh, mago de la noche, abre de par en par las puertas de la ciudad para mí…

Con sólo un puñado de monedas en el bolsillo,
-helados mis pies, remiendo mis sueños
junto al alcanfor;
cuando la mirada del búho desfallece
mientras el agua se esconde
hacia su inacabado concilio.

Ella sentirá el viento contra su rostro
a  más de cien millas por hora,
mientras, a un costado del estadio de  foot ball,
abisal me inclino ante la misma sombra del café.
Oh, mago de la noche, abre las puertas de la ciudad para mí...

Que el viejo mirlo plateado pueda extender sus alas
sobre el cieno y la expectación de las ramas,
cuando la tórtola en su nido acecha a los pichones
y  las estrellas fugaces -en primer plano,
dibujen  una lágrima ante un rostro desconocido.
Porque mi barco de papel ha encallado sobre la hierba mojada...

Oh, mago de la noche, abre las puertas de la ciudad para mí.

Señor de los atribulados corazones,
señor que mezclas el polvo de los astros luminosos,
que resecas y palideces la objetividad de los labios,
que aligeras la intensidad
del dolor de los amantes,
que das hijos a las vírgenes
como flores de durazno fuera de estación…
Atina  a encender  un cirio en el edificio más alto,
porque necesito encontrar el camino,
y  rasgar la oscuridad con un grito:
Oh, mago de la noche, abre las puertas de la ciudad para mí...


(el rinconcito de las letras...)





domingo, 17 de marzo de 2019

Rafael Vilches Proenza - Cuba, poesía y compromiso... (Café amargo)






Que mi tristeza sea de barro


Que estos días grises no perduren
y el tiempo los anule y los eche al olvido
y nunca más sus voces nos atormenten
y en anos leas este libro
y solo distingas luz de entre las sombras.
Que el sol envejezca entre nosotros.
El trino en esta hora no se ahogue,
porque nada valgo sin ti.
Voy por el bosque humano,
lo transito solitario oyendo voces hacia el Hades.
Quiero que seamos trigo,
espigas cantando al viento.
Pero soy solo el triste en esta hora
en que los cuervos avanzan sobre mí.



El miedo se vuelve espejo que mira en nosotros




Estamos solos. ¿Quién nos ampara?
¿Nuestra biografía?
¿Si traiciono a Dios, qué hago con la existencia?
Te ofreceré un temblor. Un toque p. m.
Caminemos juntos en la memoria.
No importa que nadie apuntale el desamparo.



Todo en la mesa de un café



Me dices: sal del dolor y respira.
He mirado en tus ojos otras praderas,
otros campos roturados, aves comiendo de tus manos.
Sencillo es abrir una ventana en el corazón del dolido
y dejar una alegría ajena
como si se robara en la vena palpitante del moribundo
la sangre que mañana lo levantará.
Rememorar calles mercales, árboles, pájaros.
Amantes posibles e imposibles en noches y días pasados.
Ya nada será. Ya nada volverá más que tu ausencia.


Voy saliendo de la ciudad


Miro a los viajantes
ellos llevan también consigo sus heridas.
Voy a todas partes con el recuerdo,
como quien ampara a una gacela herida en la memoria.



Insomnio



Y si te encuentro
dormida en otros derroteros
serpientes de serpientes
codiciando el fruto ajeno
y no eres hueso de mis huesos,
carne de mi carne,
cicatriz de mi herida.




Rafael Vilches Proenza (Vado del Yeso, Granma, 1965). Poeta y escritor cubano. Tiene publicado Ángeles desamparados (novela), País de fondo (poesía), Tiro de gracia (poesía). Premiado dentro y fuera de la Isla, finalmente marginado por las instituciones culturales del estado cubano. Reside en Villa Clara, Cuba. La presente selección es extraída de su libro: Café amargo (Neo Club Ediciones Alexandria Library. Miami) 






sábado, 16 de marzo de 2019

"Tratado contra los talleres literarios"; Rodrigo de la Luz, en su insuperable crítica a la "planificación" y "producción" del arte en la Isla...(extraído de su libro "Poesía Viva" Editorial Ultramar)










Tratado contra los talleres literarios



Veinte cabezas para hacer un poema,
cuarenta manos para hacer un poema,
un diccionario, una biblia, y dos enciclopedias.

Un tercer ojo para hacer un poema,
una caja de botellas de vino, dos brújulas,
treinta y tres litros de tinta,
un rollo de papel de sanidad.

Un salón bien grande para hacer un poema,
tres aires acondicionados,
nueve cajas de tizas,
espejuelos en grandes cantidades
para variar según se necesiten.

Alguien que cuide la puerta del salón,
un cocinero, un informante y un doctor.

Un parqueador, un mecánico,
una recepcionista, y un agente civil.

Un técnico de audio, un técnico de luces,
un jefe –por supuesto, una secretaria
y algunos voluntarios.

Y luego finalmente...
-¡Pues que nazca!  Ahí está el remolón,
no quiere nacer.

Sale, se asoma, chilla,
se horroriza de ver tantas caras feas.

Alguien lo coge por los pelos,
-¡Mírenlo aquí, malvado, sale!
(Lo cogen entre dos)

Poema:
     Pero... por favor...
     (Le tapan la boca)

-Cállate hijo de p...,
llevamos tres años esperando por ti.

Poema:
      Si pero...
El jefe “Ñ”;
    -Cállate, he dicho… (gritando). Llamen al mecánico.

Mecanico:
       -Traigan la biblia.
La biblia:
       -Traigan al doctor.
Doctor:
       -Traigan al diccionario.
La secretaria:
       (Sofocada con el diccionario en la mano)  Aquí está.
Voluntario “K”:
        Empezaremos por la P.
Voluntario “T”:
        Con la P empieza...
El jefe interrumpe (desesperado, dando un puñetazo en el escritorio)
        -Cállense, coño, no me dejan concentrarme.
La recepcionista:
          (Al técnico de audio) Ponga “Radio Enciclopedia”
El técnico de audio:
          (Entusiasta) ¡A la orden señorita!
Se prende la radio de manera instantánea y acto seguido,
las luces dirigidas por su respectivo técnico.
Ya empieza la música.
Este viaje es Beethoven y la ya popular Quinta Sinfonía.

Música: Partitura.

Y mientras tanto, el poema, ahí...
agonizando, desangrándose,
ya casi quiere decir “crepúsculo”,
pero dice al final, y quiere decir “albor”,
pero dice “al carajo”,
y quiere decir “marinos”,
pero dice otra cosa.

Y es cuando el voluntario “K”, que ya no es voluntario,
sino que ha ascendido de rango, y ahora es miembro activo
en la “Organización”, lo coge por las orejas
y lo hala hasta la cintura.

-Ya casi lo tenemos. (Dice inspirado).

El resto de los “genios”, contagiados
por la euforia que transmita la música,
decide tomar acción en el acto.
-El acto que distorsiona las ideas,
asfixia las palabras, mutila el talento-

Y así lo hacen, y es justo ahora
cuando a las cuarenta manos se las ve batallar en el vacio,
buscando en el espacio, raspando en la pizarra,
en las paredes, desenrollando rollos enteros de papel,
vaciando litros y litros de tinta.
Pero del pobre poema nada, ni siquiera por complacerlos sale,
ni siquiera mediocre, como esos que ellos consiguen por docenas otras veces.

¡Ah!, pero este no, este es un poema digno,
digno de ser leído y publicado,
justo es por eso que no quiere salir.

Ahora montan en cólera y lo patean desesperadamente.
Y aunque él no piensa decir ni una palabra más,
se ahogan dentro de si frases enteras,
se ahogan palabras, se ahogan esperanzas.

Idea interior:
       El gato es la gaviota de la calle,
       la lámpara, la piedra y el caballo.
       Que noche tan larga,
       que sueño tan corto.  

Pareciera que está loco, que el poema delira,
pero no, está más lúcido que nunca,
y se mantiene firme en sus ideas,
abnegado, glorioso.

Por un segundo desfallece y parece que ha muerto.
Luego vuelve en sí y respira profundo.

-Toma..., toma..., toma...

Lo siguen pateando, lo escupen, lo ofenden con palabras obscenas,
lo humillan como una vez hicieran con Cristo.
Pero el sigue allí, honorable, incorruptible,
muriendo dignamente, mientras en las cabezas de estos “nacos”,
la palabra “poema”, se reproduce de mil maneras diferentes.

-Poema.
-P-o-e-m-a.
-(Po... ema)   
-¡Pon...lema!
-“Poe-ma”
-¿Problema?
Etc., etc., etc....
No ha sido fácil. (Dice voluntario “K”)
Ha sido una tarea ardua y riesgosa.

Mientras, los otros integrantes del “hampa”
van retirando sus manos lentamente,
y se les ve en sus rostros el disgusto,
y el desconsuelo causado por la frustración.

Hasta que una idea “genial” se le ocurre
al jefe “Ñ” y dice (dirigiéndose a todos en general):
-Pero no nos daremos por vencidos, si no quiere salir,
entonces lo matamos, de alguna forma tenemos que ganar esta pelea.
No nos podemos dar el lujo de que un poema se nos escape vivo.

(Todos miran atentos)
Es cuando saca una inmensa pistola
de su inmenso bolsillo y sin escatimar dispara a boca de jarro
y le vuela la tapa de los sesos.

De allí salieron volando las palabras:
gato, gaviota, sombrero, conejo, libertad;
y una bandada inmensa de oraciones
a las que se les vio perderse para siempre
volando tristes en el horizonte.



("Poeta en fuga")


Rodrigo de la Luz. Las Villas, Cuba.1969. Poeta, pintor; entre otros tiene publicados los siguientes libros: "Mío mundo", "La luz que se prolonga" , "Poesía Viva" y  "Cien Hombres, una Mujer y otros delincuentos". Reside en Miami Florida.

"Vecinos con beneficios" por Anna Sotelo

Soy de los que creo en la poesía más allá del verso o la prosa. He leído más de una vez, este delicioso relato de la escritora cubana contem...