viernes, 31 de mayo de 2019

A un lirio muerto. "Flores silvestres" Alexis Rosendo Fernandez





A un lirio muerto




A un lirio que ha muerto
de olvido entre dos hojas
en la miseria inútil
del recuerdo. Y la congoja

que nos inunda despacio
y expira como el sueño
y lustra los pesares
de nuestro mundo incierto.

Fatiga inseparable
por encontrar un nombre
donde la calle acabe
y la neblina asome.

Y va quedando el tiempo
como perro adormilado
sobre mis pies inertes
y de mi cuerpo, el arco.

Palabras siempre tarde
que escarban en la vida
incierta y sólo cubren
amargas las heridas,

que despacio se apagan
como alas de un cuervo
o como entre dos hojas
se olvida un lirio muerto.












Libro: "Flores silvestres"  Spanish Edition
Amazon.


lunes, 20 de mayo de 2019

Sin ti. (Poesía) Alexis Rosendo Fernandez.






Sin Ti



Amén Ra:

Rueda un rostro en medio de la noche.
¡Qué le corten la cabeza!
Mis sueños se orean en el palo de la bañera,
como un pastel a medio hornear...

Merodea la nube alrededor de un ciprés.
Pájaro, capullo,  toc, toc... ¿Quién es?
El sol penetra tu sexo.
El sol es un animal sexual.

Donde no alcanza la mirada,
donde susurran las profundas aguas
y emergen montañas de azúcar y sal...
Los peces saltan dentro de mi bote;

pero no los puedo atrapar,
sus cuerpos están hechos de un
raro resplandor son como aceite en mis manos.
(Mi jefe no para de llamar).

Cuenta el ciego sus monedas.
Tose el mono en medio de la función.
Una vez más veo pasar a la chica climatizada.
Pasa despacio en su limosín.

Detrás del verde cristal raptado por la ortodoxia.
El conductor es como un verso sin fin
que logra dividir nuestros caminos...
Un elefante se pierde dentro del Central Park.

Persistente la vida se esparce.
Las nubes parecen de algodón.
Pero no lo son.

La realidad siempre nos supera.
Compro la comida para el perro.
(Y el perro soy yo).

Espero el cambio en la estación...
Atentamente,
bajo el altar del cambio de luces.
Con la mirada fija en el manzano,
que no cambia de estación.
Hello, hello, hello...
Este es su fruto, esta su flor.
Árbol descomunal
al centro de una tarta de manzanas
flotando como esquirol:

Me invitas a una mordida
–aunque sé que es mentira.

Con el paso de los años,
los arreos de tiro se traducen en comodidad
aunque más lentamente tiremos del carro.
¿A dónde nos llevará?

¿Por quién llora la sombra del hombre
que no tiene nada que perder;
si el viento orea los calcetines
sobre la baranda del puente...?
Como ignaros alevines
Y aunque pague mi renta
sé que para ti, no es suficiente...
El peso del dinero se roba la función.
Cuando el peso del dinero, es toda la función.

La vida se esparce persistente.
Las nubes parecen de algodón.
Pero no lo son.

¿Qué hacer  con estas flores silvestres
que he cortado para ti;
sino estas a mi lado; sino estas aquí ...?

Todos somos como sueños dormidos
a punto de despertar.
O sueños despiertos, a punto de morir...

Entre la cama y la hormiga pasajera.
Calcificando el orinal...
No se ir a ningún sitio sin Ti
No quiero avanzar a otro sitio sin Ti.

Dices:
Llegarás tan lejos como quieras
solo ten presente abrigarte
cuando haya cambio de estación.
Hello, hello, hello...
El amor que retienes,
siempre es el amor que te falta.
Pon un poco de atención...
Porque el árbol ha caído
dentro de un lago sin fondo.
Y el fuego en la corriente
un poco indiferente
sigue su camino, sin otra solución.

Como humo persistente
la vida se esparce sin ti...
Mi cabeza rueda calle abajo,
entre nubes que parecen de algodón;
aunque no lo son.








viernes, 10 de mayo de 2019

Hombre solo. Rodrigo de la Luz. POESÍA VIVA. Editorial Ultramar, 2008








Hombre solo
Para Armando Pérez Blanco
(“Un Pérez cualquiera") como él nos decía.




Ese hombre que estrenas día a día,
ese árbol desnudo, ese árbol tibio,
ese hombre sin boca, ese hombre sin nombre,
ése, cuyos ojos mascan y desligan las hilachas de la lujuria.

Ese hombre que escucha los pasos de alguien que no existe.
Ese hombre que aun no sabe que ha sido perdonado.
Ese hombre jergal y sublime,
como no hay otro que se le parezca...
Ama la soledad de las paredes,
la taciturnidad de algunas sombras
y el gran escapulario.

Ese hombre, un hombre
en un reducto del mundo
desciende solo.





"Vecinos con beneficios" por Anna Sotelo

Soy de los que creo en la poesía más allá del verso o la prosa. He leído más de una vez, este delicioso relato de la escritora cubana contem...