sábado, 15 de agosto de 2020

"El olivo injertado" Poesía de Carlos Ramos Quintero

 




“El olivo injertado”: Es el fruto –más allá del lastre de la vida, del descubrimiento de la realidad interior que nos supera y nos da sentido. Alegría de llegar a buen puerto, los motivos y frutos de la fe. Carlos Ramos Quintero. La Habana, 1964, poeta y pintor. Anteriormente ha publicado “Ceniza fresca” (poesía) 2018. Actualmente reside en USA.



Como explicar lo que dice la tarde

(Para el poeta Arturo Doreste, in memoriam)

 

Me derrumba tu lejanía

La difícil palabra que no digo

Ese mirar de las sombras

Donde tú no estás conmigo.

 

El cuestionar de mi voz 

Que dice lo no nombrado

Y esa manera de amarme 

Tan dura como una roca;

Justo ahora cuando espero

Tu sonrisa de muñeca

Y mi corazón es piedra 

Soltada sobre el vacío.

 

 

No te canses

(A  José Luis, mi hermano)

 

 No te  canses  de  batallar

Inclínate tú  cuando  el  atropello  te  rodea

–los otros–

Es  todo  aquello  que  suma  peso 

A  la  vergüenza.

 

 

 

Carta al Gladiador 

 (A Denis Lemus)

 

Hay golpes tan fuertes yo no sé, decía Cesar Vallejo

–Mi caro amigo–

No es la arena, es el purpura que la tiñe

Aquel esfuerzo acumulado en el alma que revienta

Esas lágrimas en tu oración que bien se

Porque los labios se inundan de sal

La diaria oración donde conquistas las estrellas y estas responden

Te escribo hoy porque me enredo con las palabras 

y  no  puede  la  boca  lo  que  está  en  el  alma

Aquel boleto de avión para un cometido grande

Las tarjetas amarillas de un difícil juego

Sí –mi caro amigo–

Cómo del barro se puede hacer algo tan hermoso

Es aquí donde no basta la intención

Algo más tremendo se forja en el espíritu

Mi corazón navegante finalmente toca tierra

No existe ningún presagio

Hoy el que vive en mí y en ti

Es el un lucero que rompe las sombras

Ese alucinar donde cada sueño es una realidad

Jesús llenando de color la tela rota por la vida.











miércoles, 12 de agosto de 2020

 Obras y autores

Alexis Rosendo Fernández

El proyecto cultural Puente a la Vista (PV) apoya a escritores y artistas alternativos para que produzcan y difundan su obra dentro y fuera de Cuba. La revista Puente de Letras, el portal Puente a la Vista, la editorial Puente a la Vista Ediciones, el Festival Vista y sus redes asociadas, abren un abanico de espacios de promoción, publicación, presentación y en general apoyo a los creadores independientes, en un proceso de interacción con especialistas y autores exiliados. La revista digital humorística Arroz con Mango y el canal de PV en Youtube son otras de las herramientas que el proyecto pone al servicio de la independencia creativa. También, PV sirve de punto de referencia en la denuncia de violaciones de derechos humanos a artistas, periodistas y escritores. Por una cultura en libertad.











El escritor Alexis Rosendo Fernández responde las cuatro preguntas esenciales de nuestra página, una manera práctica de profundizar, con el creador, en su obra y sus experiencias:

Cuéntenos sobre sus inicios en la literatura. ¿Qué le impulsó a escribir y cuáles fueron sus primeros textos?

Respecto a eso, recuerdo un soneto de Shakespeare que decía más o menos así: “el hombre es el único animal que sabe lo que es, pero no lo que puede llegar a ser”… Y digo esto, porque mis inicios se fueron dando a través de las circunstancias. Me graduaba en 1987 de técnico de laboratorios, pero me fue imposible encontrar trabajo en La Habana de esa época. También me fue imposible entrar a la Universidad de la Habana, aun recorriendo cátedras de Química, Física (y menos de Historia del Arte; recuerdo que en estas dos últimas me ‘sugirieron’ como requisito estar afiliado a la “Juventud comunista”; nada nuevo, era lo de entonces…). Así que tuve que hacer varios trabajos para ganarme el pan y en mis ratos de ocio me exigía una superación personal, bastante rigurosa, a través de la lectura. Recuerdo entre otras cuando leí El Quijote, casi termino el primer tomo en solo una madrugada. Tuve muchas lecturas así… Recién en 1987, escribí mis primeros versos, malísimos, pero luego de un año fueron mejorando; algunos de los que sobrevivieron a esa época están editados en mi primer libro En el corazón de una frambuesa. Otra –para mí– fuente de crecimiento fue mi afiliación a la Sociedad Teosófica de Cuba y las prácticas de meditación yoga. Con juventud todo es una aventura. Luego de llegar a Miami, en 1996, poseía un conocimiento bastante sólido sobre estos temas. Más un pequeño cuaderno mecanografiado bajo el brazo que con el tiempo se convirtió en mi primer libro, antes mencionado.

Defina o mencione brevemente, por favor, aquello que los lectores descubrirán, o conocerán, a través de sus libros.

Debido a mis propias investigaciones sobre el terreno metafísico y lo universal en el campo de la literatura, creo que el lector podría encontrar mucho de: Entre lo puramente terreno y lo insospechado del espíritu; entre lo que creemos ser y lo que verdaderamente somos; entre la caída y la elevación del ser humano. Entre la más oscura desesperación y la esperanza infinita. También hay humor, crítica, inconformidad y una rebeldía que va siempre de la mano de la razón… La inspiración la he encontrado precisamente en medio de esa brecha. Desde muy joven he admirado a grandes hombres que han sabido llevar al mismo tiempo el valor y la humildad. Por lo que pienso que quien se precie de ir tras la poesía debe ser un hombre amante de la libertad y poseer un gran valor para poder adentrarse por dicha brecha, corriendo el riesgo de quedar atrapado para siempre. Porque la poesía, como cualquier creación artística, nos ronda al plantearnos seriamente las preguntas fundamentales de la existencia: ¿Qué somos?, ¿de dónde venimos?, ¿hacia dónde vamos?  

Por otro lado, nunca me ha gustado ceñirme o encasillarme en un solo estilo o forma específica de creación; he tratado de tocarlas todas, como todas las estructuras poéticas. Desde el haiku, el soneto, la décima –aun la campesina y humorista. Sin despreciar la rima en contra del verso libre o viceversa… Los temas son siempre los mismos; lo que cambia son las modas de los tiempos. Quizás debido a mis estudios orientalistas, y de religiones comparadas, en mis libros no paso por alto todos esos temas que siguen estando hoy dentro del ideario del mundo. ¿El centro de todo?  Pues siempre es el hombre, el hombre y su realidad. El hombre que ama y, por tanto, sufre; el hombre que lucha, que crece, que espera, que vive y muere ante un universo siempre por descubrir.

Mencione tres autores o libros que considere fundamentales o que le hayan inspirado o influido durante su trayectoria creativa.

Sería injusto solo mencionar tres autores que me hayan influido, me han influido muchísimos libros y autores. Pudiera citar unos veinte o treinta entre narradores y poetas… De los poetas de Cuba: José Martí y todos los poetas de la generación de Orígenes. Entre estos últimos siempre he sentido predilección por Eliseo Diego y Lezama. Del extranjero recuerdo haber devorado a los veinte años una traducción bilingüe de T.S. Eliot, como una colección de poetas franceses, ingleses (de la que recuerdo y luego leí por separado a Mallarme, Baudelaire, Rimbaud, John Donne, Blake y Yeats, por ejemplo). Pero me siento identificado con muchos otros como Catulo, Ovidio, Whitman, Góngora, E. Pound, Dylan Thomas, Joaquín Pasos, Nicanor Parra, Uribe, etc. ¿Libros? Recuerdo con gran cariño El ciervo, de León Felipe. Los cantos pisanos, de Pound. Y una colección –también de esa época– de Pedro Salinas. (Ernest Hemingway, que ha pasado como el gran novelista que fue, también –a mi entender– fue un extraordinario poeta, pero hoy es muy difícil conseguir su poesía).

A partir de las nuevas teorías cuánticas según las cuales la esencia del universo no es la materia ni la energía, sino la información, ¿estamos a punto de descubrir que la vida es literatura?

Soy un aficionado de la física teórica, la cual me place comparar con las filosofías de los Vedas de la India. Yo pienso que la vida –no solo respecto al humano, sino ‘macro estructuralmente’, es y seguirá siendo un enigma. Quizás en este estado de conciencia no la podamos entender del todo, lo que no nos imposibilita pensarla y hacer expresión parcial de ella. Y ahí es donde entran las artes y en particular la literatura. Porque esta –la literatura – es una de las formas de re-crear la vida, de tratarnos de explicar “lo que sucede” y el “por qué de las cosas” que le acontecen al ser humano a través de su existencia –solo o entre otros (lo que denominamos sociedad). Esto, que de alguna forma sigue y seguirá siendo “un misterio” para él. Como, a su vez, lo es él para sí mismo.

Estructuralmente hablando la composición del universo material puede ser comparada a lo que hoy esas ciencias –que rozan en teoremas místicos y de gran elevación artística y filosófica– llaman “holograma”. Creo que esto le hizo ganar una serie de premios y reconocimientos a un gran físico moderno llamado David Bohm. Pero, siguiendo el hilo de la pregunta, no solo existe el lado “estructural” en lo que llamamos universo o realidad material. También podemos ver que coexiste el lado de la “psique” (inteligencia, memoria, sentimientos, emociones, vislumbres y recuerdos imposibles a veces, que nos incitan a adentrarnos en la pregunta de la existencia de algún truco o “un más allá”).

En ese punto es donde cabe el concepto a que aludes de “Información”. Al que la filosofía india llamaría “Purusha” –casi siempre traducida muy linealmente como “espíritu”, en conjunción con su contraparte “Prakriti”, o materia primordial. Pero más allá de estos dos conceptos básicos, existe el Verbo (Vach, en sánscrito) o la Palabra –el oxímoron de los griegos, la unión de los opuestos–, con la que, según las tradiciones antiguas, Dios crea y organiza su creación. Y luego los hombres conforman sus lenguajes para nombrar y ordenar todas las cosas… Lo que nos lleva de vuelta a responderte afirmativamente tu pregunta porque, bajo estas pautas, el Universo puede ser comprendido como un poema enorme en constante construcción.


Alexis Rosendo Fernández nació en La Habana en 1969. Es poeta y conferencista de Filosofía Vedanta de la India. Presidente y Fundador de la Asociación Ramakrishna Vedanta de Miami (2002-2006). Entre sus libros publicados figuran ‘Verbum’, ‘Poemas para Yolanda’ y ‘En el corazón de una frambuesa’. Reside en Estados Unidos.







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