“El olivo injertado”: Es el fruto –más allá del lastre de la vida, del descubrimiento de la realidad interior que nos supera y nos da sentido. Alegría de llegar a buen puerto, los motivos y frutos de la fe. Carlos Ramos Quintero. La Habana, 1964, poeta y pintor. Anteriormente ha publicado “Ceniza fresca” (poesía) 2018. Actualmente reside en USA.
Como explicar lo que dice la tarde
(Para el poeta Arturo Doreste, in memoriam)
Me derrumba tu lejanía
La difícil palabra que no digo
Ese mirar de las sombras
Donde tú no estás conmigo.
El cuestionar de mi voz
Que dice lo no nombrado
Y esa manera de amarme
Tan dura como una roca;
Justo ahora cuando espero
Tu sonrisa de muñeca
Y mi corazón es piedra
Soltada sobre el vacío.
No te canses
(A José Luis, mi hermano)
No te canses de batallar
Inclínate tú cuando el
atropello te rodea
–los otros–
Es todo aquello
que suma peso
A la
vergüenza.
Carta al Gladiador
(A Denis Lemus)
Hay golpes tan fuertes yo no sé, decía Cesar Vallejo
–Mi caro amigo–
No es la arena, es el purpura que la tiñe
Aquel esfuerzo acumulado en el alma que revienta
Esas lágrimas en tu oración que bien se
Porque los labios se inundan de sal
La diaria oración donde conquistas las estrellas y estas responden
Te escribo hoy porque me enredo con las palabras
y no
puede la boca
lo que está
en el alma
Aquel boleto de avión para un cometido grande
Las tarjetas amarillas de un difícil juego
Sí –mi caro amigo–
Cómo del barro se puede hacer algo tan hermoso
Es aquí donde no basta la intención
Algo más tremendo se forja en el espíritu
Mi corazón navegante finalmente toca tierra
No existe ningún presagio
Hoy el que vive en mí y en ti
Es el un lucero que rompe las sombras
Ese alucinar donde cada sueño es una realidad
Jesús llenando de color la tela rota por la vida.
Excelente libro
ResponderEliminar