El proyecto cultural Puente a la Vista (PV) apoya a escritores y artistas alternativos para que produzcan y difundan su obra dentro y fuera de Cuba. La revista Puente de Letras, el portal Puente a la Vista, la editorial Puente a la Vista Ediciones, el Festival Vista y sus redes asociadas, abren un abanico de espacios de promoción, publicación, presentación y en general apoyo a los creadores independientes, en un proceso de interacción con especialistas y autores exiliados. La revista digital humorística Arroz con Mango y el canal de PV en Youtube son otras de las herramientas que el proyecto pone al servicio de la independencia creativa. También, PV sirve de punto de referencia en la denuncia de violaciones de derechos humanos a artistas, periodistas y escritores. Por una cultura en libertad.
El escritor Alexis Rosendo Fernández responde las cuatro preguntas esenciales de nuestra página, una manera práctica de profundizar, con el creador, en su obra y sus experiencias:
Cuéntenos sobre sus inicios en la literatura. ¿Qué le impulsó a escribir y cuáles fueron sus primeros textos?
Respecto a eso, recuerdo un soneto de Shakespeare que decía más o menos así: “el hombre es el único animal que sabe lo que es, pero no lo que puede llegar a ser”… Y digo esto, porque mis inicios se fueron dando a través de las circunstancias. Me graduaba en 1987 de técnico de laboratorios, pero me fue imposible encontrar trabajo en La Habana de esa época. También me fue imposible entrar a la Universidad de la Habana, aun recorriendo cátedras de Química, Física (y menos de Historia del Arte; recuerdo que en estas dos últimas me ‘sugirieron’ como requisito estar afiliado a la “Juventud comunista”; nada nuevo, era lo de entonces…). Así que tuve que hacer varios trabajos para ganarme el pan y en mis ratos de ocio me exigía una superación personal, bastante rigurosa, a través de la lectura. Recuerdo entre otras cuando leí El Quijote, casi termino el primer tomo en solo una madrugada. Tuve muchas lecturas así… Recién en 1987, escribí mis primeros versos, malísimos, pero luego de un año fueron mejorando; algunos de los que sobrevivieron a esa época están editados en mi primer libro En el corazón de una frambuesa. Otra –para mí– fuente de crecimiento fue mi afiliación a la Sociedad Teosófica de Cuba y las prácticas de meditación yoga. Con juventud todo es una aventura. Luego de llegar a Miami, en 1996, poseía un conocimiento bastante sólido sobre estos temas. Más un pequeño cuaderno mecanografiado bajo el brazo que con el tiempo se convirtió en mi primer libro, antes mencionado.
Defina o mencione brevemente, por favor, aquello que los lectores descubrirán, o conocerán, a través de sus libros.
Debido a mis propias investigaciones sobre el terreno metafísico y lo universal en el campo de la literatura, creo que el lector podría encontrar mucho de: Entre lo puramente terreno y lo insospechado del espíritu; entre lo que creemos ser y lo que verdaderamente somos; entre la caída y la elevación del ser humano. Entre la más oscura desesperación y la esperanza infinita. También hay humor, crítica, inconformidad y una rebeldía que va siempre de la mano de la razón… La inspiración la he encontrado precisamente en medio de esa brecha. Desde muy joven he admirado a grandes hombres que han sabido llevar al mismo tiempo el valor y la humildad. Por lo que pienso que quien se precie de ir tras la poesía debe ser un hombre amante de la libertad y poseer un gran valor para poder adentrarse por dicha brecha, corriendo el riesgo de quedar atrapado para siempre. Porque la poesía, como cualquier creación artística, nos ronda al plantearnos seriamente las preguntas fundamentales de la existencia: ¿Qué somos?, ¿de dónde venimos?, ¿hacia dónde vamos?
Por otro lado, nunca me ha gustado ceñirme o encasillarme en un solo estilo o forma específica de creación; he tratado de tocarlas todas, como todas las estructuras poéticas. Desde el haiku, el soneto, la décima –aun la campesina y humorista. Sin despreciar la rima en contra del verso libre o viceversa… Los temas son siempre los mismos; lo que cambia son las modas de los tiempos. Quizás debido a mis estudios orientalistas, y de religiones comparadas, en mis libros no paso por alto todos esos temas que siguen estando hoy dentro del ideario del mundo. ¿El centro de todo? Pues siempre es el hombre, el hombre y su realidad. El hombre que ama y, por tanto, sufre; el hombre que lucha, que crece, que espera, que vive y muere ante un universo siempre por descubrir.
Mencione tres autores o libros que considere fundamentales o que le hayan inspirado o influido durante su trayectoria creativa.
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