Querido José Julián, amigo
y maestro: A más de cien años de tu partida “la historia se repite...” En mi infancia cuando sacábamos malas notas en
los exámenes, mi maestra de letras repetía esa frase: “la historia se repite...”
Así es, lamento decirte que en nuestra patria, no se ha avanzado tanto como tú
y ese puñado de cubanos valiente hubieran querido...
Hemos seguido por caminos diferentes a los de
la Libertad, nos hemos engolfado en ideas hermosas –solo en apariencia, creo
que el mundo que acepta las ideas de “igualdad” bajo la férula de cualquier
monarca, le pasa como al buey, que describes en tu poema; manso y sumiso, debe
aceptar –individualmente o en masa, el día menos pensado, ir directo al
matadero de su amo...
Así hoy es ofrecido nuestro
pueblo desperdigado por todo el mundo. Qué pena, qué vergüenza... Sabiendo –en lo
muy íntimo, que nada pasará, hasta el buen día en que muchos de nosotros definitivamente,
nos ciñamos la estrella que ilumina y mata.
José Martí (La Habana, 1853 - Dos Ríos, Cuba, 1895)
Político y escritor cubano, destacado precursor
del Modernismo literario
hispanoamericano y uno
de los principales líderes de la independencia de su
país.
Yugo y estrella
Cuando nací, sin sol, mi
madre dijo:
Flor de mi seno, Homagno generoso
De mí y del mundo copia suma,
Pez que en ave y corcel y hombre se torna,
Mira estas dos, que con dolor te brindo,
Insignias de la vida: ve y escoge.
Éste, es un yugo: quien lo acepta, goza:
Hace de manso buey, y como presta
Servicio a los señores, duerme en paja
Caliente, y tiene rica y ancha avena.
Ésta, oh misterio que de mí naciste
Cual la cumbre nació de la montaña
Ésta, que alumbra y mata, es una estrella:
Como que riega luz, los pecadores
Huyen de quien la lleva, y en la vida,
Cual un monstruo de crímenes cargado,
Todo el que lleva luz se queda solo.
Pero el hombre que al buey sin pena imita,
Buey vuelve a ser, y en apagado bruto
La escala universal de nuevo empieza.
El que la estrella sin temor se ciñe,
¡Como que crea, crece!
Cuando al mundo
De su copa el licor vació ya el vivo:
Cuando, para manjar de la sangrienta
Fiesta humana, sacó contento y grave
Su propio corazón: cuando a los vientos
De Norte y Sur vertió su voz sagrada,
La estrella como un manto, en luz lo envuelve,
Se enciende, como a fiesta, el aire claro,
Y el vivo que a vivir no tuvo miedo,
¡Se oye que un paso más sube en la sombra!
Dame el yugo, oh mi madre, de manera
Que puesto en él de pie, luzca en mi frente
Mejor la estrella que ilumina y mata.
Flor de mi seno, Homagno generoso
De mí y del mundo copia suma,
Pez que en ave y corcel y hombre se torna,
Mira estas dos, que con dolor te brindo,
Insignias de la vida: ve y escoge.
Éste, es un yugo: quien lo acepta, goza:
Hace de manso buey, y como presta
Servicio a los señores, duerme en paja
Caliente, y tiene rica y ancha avena.
Ésta, oh misterio que de mí naciste
Cual la cumbre nació de la montaña
Ésta, que alumbra y mata, es una estrella:
Como que riega luz, los pecadores
Huyen de quien la lleva, y en la vida,
Cual un monstruo de crímenes cargado,
Todo el que lleva luz se queda solo.
Pero el hombre que al buey sin pena imita,
Buey vuelve a ser, y en apagado bruto
La escala universal de nuevo empieza.
El que la estrella sin temor se ciñe,
¡Como que crea, crece!
Cuando al mundo
De su copa el licor vació ya el vivo:
Cuando, para manjar de la sangrienta
Fiesta humana, sacó contento y grave
Su propio corazón: cuando a los vientos
De Norte y Sur vertió su voz sagrada,
La estrella como un manto, en luz lo envuelve,
Se enciende, como a fiesta, el aire claro,
Y el vivo que a vivir no tuvo miedo,
¡Se oye que un paso más sube en la sombra!
Dame el yugo, oh mi madre, de manera
Que puesto en él de pie, luzca en mi frente
Mejor la estrella que ilumina y mata.