IMPORTANCIA Y NECESIDAD DE LA LITERATURA
Benedicto Cuervo Álvarez
A partir del nacimiento de la imprenta las personas tienen una mayor facilidad para acceder a un libro aunque el nivel de analfabetismo era muy elevado al final de la Edad Media y toda la Edad Moderna y, además, los libros eran muy caros. De todas formas la cultura oral de las sagas, romances y copleros se vio relegada por un nuevo mundo de lectores que, si bien escasos en un principio, poco a poco, se extenderán por el Viejo y Nuevo Mundo dentro de lo que se denomina galaxia Gutenberg. Dentro de este mundo las obras literarias ocupan un lugar primordial, puesto que, en primer lugar, todos los lectores participamos en las acciones de los protagonistas y nos fundimos en la obra buscando el goce, la información o incluso su estructura con su lectura decantándonos por uno u otro de los protagonistas que intervienen en los diversos capítulos de la obra, en función de nuestro gusto o preferencia ideológica. Una obra literaria nos puede introducir en un mundo lleno de fantasías, de misterios y aventuras, de romances insospechados o de la cruda realidad por la que están pasando los marginados y pobres de este mundo. A través de una narración, que utiliza todo tipo de recursos literarios, nos adentra e informa de hechos ya ocurridos o que están ocurriendo a nuestro alrededor. Es la novela realista tan utilizada por infinidad de escritores españoles y extranjeros ya desde sus inicios hasta nuestros días. Gracias a las obras narrativas sabemos, hoy día, la evolución de la Humanidad e incluso la base misma de la Historia y de la cultura universal puesto que muchas obras literarias fueron y son el reflejo de nuestra vida cotidiana que, aunque parezca algo trivial, tuvo y tiene gran impor tancia como lo reflejan las obras de Clarín, Pérez Galdós, Pío Baroja, Azorín, Valle-Inclán, Martín-Santos, o Charles Dickens, León Tostoy, Ernest Hemingwey, H. Balzac, Martín Du Gard, Albert Camus, Paul Sastre, Eric María Remarque, Hermann Hesse, Günter Grass, Carlos Fuentes, Mario Vargas Llosa, Gabriel García Márquez y tantos otros insignes escritores nacionales y extranjeros que harían una lista interminable. Cada libro tiene su enfoque y su perspectiva que nos puede resultar más o menos fácil de entender y extraer todo el saber que lleva dentro. De todas formas la literatura nos lleva al cerebro y al corazón del hombre con intensidad; nos hace meditar y reflexionar sobre los temas allí planteados y nos lleva, de forma lenta o rápida, a un final esperado o inesperado. La buena literatura obliga a los escritores a ser unos intelectuales íntegros que, evidentemente, escriban pensando en los demás, para hacer llegar un mensaje directo a los ojos, de ahí al cerebro y por fin, al corazón de nuestros lectores. Lo que no cabe en la buena literatura es la mentira o el engaño sino que debe ser una ventana abierta a la imaginación donde se pueda respirar cierto aire de libertad y donde el lector tenga, al final, la última palabra. Es más fácil que nos identifiquemos con los autores si se adentran en nuestros problemas sociales cotidianos buscando la creatividad y profundidad en las ideas para promover, en el lector, una determinada acción de rechazo ante las injusticias sociales o de admiración hacia los protagonistas que ayudan a los más débiles o necesitados y promueven un mundo mejor y más solidario para todos. En este sentido la literatura es necesaria puesto que, a través de ella, podemos observar, como si fuese mirando hacia un espejo, la lucha de la vida contra la muerte, las contradicciones de los sentimientos, los egoísmos, las matanzas o asesinatos que nos hacen meditar hasta qué punto puede ser cruel el ser humano y qué hemos de hacer para cambiar estas situaciones irracionales de los seres humanos capaces de planificar, hasta el más mínimo detalle, el momento y lugar de una muerte. Otras veces, en cambio, la novela nos lleva a reconocer una serie de valores que, tal vez, hemos olvidado y que podemos leer en alguna línea de una obra literaria o rasgos de fraternidad y solidaridad entre algunos de sus personajes que nos hacen pensar que siempre hay en el mundo personas que trabajan por los demás sin pedir nada a cambio aunque se jueguen la vida por ello. En cualquier rincón de este mundo siempre habrá alguna persona que siga luchando por un mundo mejor y más humano para todos nosotros y a su lado un escritor dispuesto a tomar nota y contárnoslo. Podríamos vivir sin literatura al igual que en un mundo donde desaparecieran las aves, las mariposas, los rinocerontes o las ballenas pero nos faltaría algo muy importante como sería perder la sensibilidad, la armonía y paz interior que experimentamos al leer una novela o contemplar el vuelo de las aves en el cielo azul de primavera.
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